miércoles, 13 de junio de 2018

El porqué amo la naturaleza y otros no


Desde niña tengo una fascinación por la naturaleza, tanto que me he percatado que el sentido de mi vida y uno de los primordiales objetivos se asocia a preservarla y amarla.

Recuerdo que en mis clases de Torah en segundo de primaria, mi maestra nos enseñó acerca de Génesis que "Dios creó el mundo en seis días y el séptimo descansó." ¿Por qué descansó? ¿Acaso fue agotador crear el mundo para Todopoderoso, un ser supremo? No estaba muy de acuerdo con la manera en la que se expresó mi maestra, dudaba de su veracidad... La explicación más lógica ante lo que Dios hizo ese séptimo día, se ha grabado en mi corazón y es muy poderosa. Me gustaría exponer el concepto con una metáfora: cuando un artista se inspira y se concentra en pintar una obra a la cual le dedica tiempo y esfuerzo ¿qué hace cuando finalmente la termina? Quizá vaya a su cocina por un café, coloque una silla enfrente del caballete que soporta su pintura, se siente y suspire profundamente para contemplar su creación. La contemplación es una habilidad extremadamente valiosa.

Me cuestiono mucho sobre cómo hemos dañado a nuestro planeta. Me pregunto por qué estamos divididos; algunos nos importa más que a otros y hasta existen personas que no les importa en lo absoluto, se muestran indiferentes ante la creación. A mí me emociona ahorrar, no desperdiciar me permite sentirme útil, "menos es más" es mi mantra. Deseo vivir en paz conmigo misma y para lograrlo, debo de utilizar correctamente a la naturaleza que me otorga vida porque la amo. Considero que ante todo, lo que me ha permitido sensibilizarme como ser humano hacia el medio ambiente es haber contemplado a la naturaleza. Puede ser que una razón insignificante es porque tuve la oportunidad de hacerlo ya que mi casa tiene un jardín. Esto me permitió que desde niña esté conectada con las plantas, me sorprendan los insectos y desarrolle una consciencia profunda para comprender de dónde realmente venimos y pertenecemos. Poco a poco mi relación y amor se fue afinando positivamente hacia todo lo natural. Lo verde me llama, la tierra me tranquiliza.

Es importante abrirnos un espacio humanista en nuestras vidas que nos permita contemplar. Contemplar el cielo, contemplar bajo las estrellas la energía de la luz sobre la oscuridad, contemplar los árboles al respirarlos, tocar sus raíces y observar sus colores. Contemplar la soledad inexistente al estar rodeados de paisajes, contemplar el infinito silencio que le sobrepone el canto de las aves. Contemplar la creación.

Yo amo la naturaleza porque tuve la oportunidad de contemplarla, a otros no se les presentó la circunstancia favorable de hacerlo... Contempla el mundo al cual todos pertenecemos y entenderás perfectamente qué hizo Dios el séptimo día.

Escrito por Lyann Jafif Nahmias

1 comentario: