"El problema de conocer al hombre es
paralelo al problema religioso de conocer a Dios."
- Erich Fromm
Y comienza una nueva etapa en tu vida: la universidad. Inicias tus nuevas clases, empiezas a conocer a nuevas personas, después haces unos cuantos amigos y poco a poco te percatas de todas las diversas ideas que están concentradas en las aulas y las diferentes culturas que hay en la explanada. Durante el resto de tu carrera, irás adquiriendo nuevas experiencias, nuevos gustos e intereses...
Tú decidiste qué carrera querías estudiar, planeaste tu horario, elegiste a tus maestros, determinaste la ropa que te pondrías ese día. Finalmente creíste que tenías todo bajo control, hasta que te empieza a gustar una persona diferente a ti. Entonces surgen nuevas preguntas que nunca te hubieses imaginado cuestionarte.
La persona que te gusta es inteligente, tiene cualidades diferentes a las tuyas que crees que te complementan, te hace reír, te hace sentir especial, parece que siempre quieres estar a su lado y cuando lo estás, te sientes tranquilo y emocionado. "Creo que me gusta y creo que le gusto". También te percatas que tienen algo muy diferente entre ustedes: sus creencias religiosas.
Erich Fromm plantea una idea esencial en su libro El arte de amar: "el amor debe ser esencialmente un acto de la voluntad, de decisión de dedicar toda nuestra vida a la de la otra persona". Por ende, quizá no decidimos de quién enamorarnos pero definitivamente elegimos a la persona que queremos amar, y es cuando surgen esas preguntas sin respuesta certera.
¿Qué pasaría si la persona que hoy te hace sentir tan especial tuviera una religión diferente a ti?
Yo no tengo la capacidad de dar una respuesta correcta a esta pregunta, porque no la hay. El tema de "amor entre religiones" es un tema difícil de abordar. Cada persona es un mundo, un alma, un ser específico, lleno de experiencias pasadas, de ideologías actuales, de intereses y de una familia con raíces específicas. Por lo general, cuando dos personas de distintas creencias religiosas se enamoran, ambas partes se presentan en un conflicto mutuo. A primera instancia no parece presentarse ningún tipo de problema, el cariño prevalece. Pero pensando a largo plazo quizá surjan unos cuantos factores que se entrometan como la aprobación de la relación de las respectivas familias o pensar qué valores y creencias inculcarle a sus futuros hijos.
Fromm recalca que "amar a alguien no es meramente un sentimiento poderoso -es una decisión, es un juicio, es una promesa. Un sentimiento comienza y puede desaparecer. ¿Cómo puedo yo juzgar que durará eternamente, si mi acto no implica juicio y decisión?" Las personas toman sus propias decisiones con base en su verdad, y lo importante en estos casos es hacer una profunda introspección para tener claros tus objetivos de vida a largo plazo y ser fiel a tus principios y valores, de tal manera que puedas tomar la decisión si estar en una relación amorosa con esa persona o no. ¿Crees que es la persona con la que te gustaría desarrollar un noviazgo? ¿Cuáles son tus prioridades? ¿Tiendes a seguir tus bases religiosas en la toma de decisiones?
Considero que ante todo, todos nos merecemos verdad, amor y justicia. Y justicia es dar en su totalidad, ya que "dar produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de mi vitalidad" (E. Fromm). La pareja que decidas tener se merece ser correspondido al igual que tú, en donde ambos se abran completamente a la relación y que ninguna de las partes se reserve ante nada.
Escrito por Lyann Jafif Nahmias